El running, o el "salir a correr" de toda la vida, es uno de los deportes cuya popularidad ha crecido de una forma brutal en la última década. Esto es un hecho que se puede apreciar en cualquier lugar de prácticamente cualquier ciudad o localidad de nuestra geografía gracias a la gran cantidad de gente que podemos ver practicando este deporte.
Otro motivo por el cual nos podemos dar cuenta de la popularidad actual en la que se encuentra inmerso este deporte es el gran número de carreras populares, solidarias, temáticas, maratones y medias maratones que se celebran todos los fines de semana en multitud de pueblos y ciudades, y, lo que es más importante, la gran cantidad de afluencia que presentan.
Toda esta popularidad, o moda, puede llevarnos a bien querer iniciarnos en este deporte, o bien a motivarnos para seguir entrenando duro y mejorar nuestra forma física.
Además, no debemos olvidar que el running es empleado por multitud de deportistas que practican diferentes y variadas disciplinas, como entrenamiento aeróbico para conseguir diferentes objetivos, como puede ser la pérdida de grasa en fase de definición, la pérdida de peso corporal para poder inscribirse en determinada categoría dentro de una competición, como trabajo de músculos que normalmente no se trabajan en su deporte habitual, para aumentar la capacidad aeróbica y obtener mejores resultados...
Sea cual sea el motivo por el cual practiquemos este deporte, una de las dudas que nos pueden surgir es el hecho de si existe alguna diferencia entre correr por asfalto, correr por camino de tierra, o correr por la arena de la playa; y si el hacerlo por una u otra superficie va a tener algún beneficio respecto al resto.
Como bien podremos suponer, sí que van a existir diferencias entre las diferentes superficies que elijamos como apoyo para nuestra actividad y, por ello, vamos a profundizar un poco más en cada uno de estos tres casos.
Running sobre asfalto
El asfalto es la superficie elegida por la gran mayoría de corredores para realizar sus entrenamientos, entre otras cosas porque es el tipo de firme que tenemos más accesible o al alcance, tanto como en la puerta de casa mismo, algo que nos permitirá ejercitarnos desde el mismo momento en que cerramos la puerta, con el consiguiente ahorro de tiempo que supone.
El asfalto es la superficie que mayor ritmo nos permitirá mantener, además de ser la más habitual en cualquier carrera o competición en la que deseemos participar.
Sin embargo, también va a ser la que mayor impacto produzca sobre nuestras articulaciones (rodillas y tobillos principalmente), y esto es algo a tener en cuenta si padecemos molestias o hemos sufrido alguna lesión y nos encontramos en la fase final de recuperación. La elección de un buen calzado que permita absorber este impacto producido será uno de los puntos, si no el primero, a considerar si pensamos iniciarnos en este deporte, o si por el contrario salimos a correr con "cualquier" zapatilla deportiva que tenemos tirada por casa.
Lo más habitual es que cuando corramos por asfalto lo hagamos dentro de una ciudad o localidad menor, lo que quiere decir que, seguramente, tengamos que subir y bajar bordillos, cruzarnos con otros peatones, tener que cruzar semáforos y pasos de cebra... algo que va a requerir atención constante para evitar una torcedura, atropello o cualquier otro percance que pueda generarnos problemas tanto a nosotros mismos como al resto de personas que nos rodean durante el tiempo que estamos realizando la actividad física.
Running sobre caminos
En primer lugar, se debe dejar claro que correr sobre un camino o pista de tierra no se trata del mismo deporte que el Trail Running, ya que este último transcurre por zonas bastante técnicas y escarpadas, cosa que no haremos al correr sobre un camino liso de tierra, el cual podrá presentar unas mínimas imperfecciones e irregularidades, pero sin llegar en ningún caso al nivel del terreno sobre el que se practica el Trail.
Este tipo de terrenos los podemos encontrar frecuentemente en los alrededores de los pueblos y ciudades, y también en los grandes parques con los cuentan algunas de las ciudades más importantes de nuestra geografía. Por lo tanto, un inconveniente para todas aquellas personas que deseen correr sobre caminos y que no dispongan de uno cerca es que se tendrán que desplazar hasta algún punto donde poder practicar deporte.
Otro aspecto negativo de correr sobre tierra es que el ritmo que establezcamos será sensiblemente menor al que podamos mantener sobre asfalto.
En cuanto al impacto producido sobre nuestras articulaciones, el hecho de correr sobre caminos de tierra no va a suponer una gran diferencia respecto a correr sobre asfalto. Quizá sí que se pueda producir algo menos de impacto, pero en cualquier caso relacionado con molestias articulares o rehabilitación de lesiones seguirá siendo un factor a tener muy en cuenta. Únicamente en raras excepciones, como puede ser el caso de correr sobre un camino algo húmedo y cubierto par abundante materia orgánica caída de los árboles de alrededor, principalmente hojas en el otoño, este impacto sí que se minimizará de forma notable, aunque lo raro será que nos encontremos con estas condiciones durante todos los kilómetros que dure nuestro entrenamiento.
Sin embargo, lo más habitual es que el entorno en que se sitúa un camino sea mucho más natural o limpio (en el sentido de contaminación atmosférica) que el entorno del asfalto, y si estamos corriendo por lugares apartados de la ciudad podremos relajar más nuestra mente e ir concentrados casi exclusivamente en correr sin atender a los inconvenientes que presenta la ciudad.
Calzado a emplear en estas situaciones
El calzado es el elemento más importante y fundamental a la hora de salir a correr por motivos obvios: es el que establece el contacto entre nosotros y el suelo, algo que supone proporcionar agarre, minimizar impactos y ofrecer protección y comodidad a nuestros pies.
Generalmente, cualquier zapatilla pensada para correr por asfalto servirá para correr por caminos debido a la mínima dificultad técnica que estos presentan y a la ausencia de elementos naturales como pueden ser rocas, raíces, surcos o regueros, elevadas pendientes... Pero sí que deberemos tener muy en cuenta que el agarre que ofrece una superficie de tierra es mucho menor que el ofrecido por el asfalto, por lo tanto, deberemos extremar la precaución a la hora de efectuar cambios bruscos de dirección que podrían derivar en una pérdida del equilibrio o en una torcedura.
Running sobre arena
Otra opción extremadamente interesante es la de practicar este deporte sobre la arena presente en las playas. Evidentemente, no todo el mundo va a poder disfrutar de esta opción, que solo será posible para aquellos deportistas residentes cerca de la costa.
En un primer momento, el hecho de correr en la playa nos va a brindar la oportunidad de disfrutar de un entorno totalmente diferente a cualquier punto que podamos considerar dentro de la ciudad o del campo, algo que puede ayudar a motivarnos, tanto en el momento de estar ejercitándonos como en esas horas previas en las que dudas si vas a salir finalmente a correr o no. Correr cerca del mar puede ser una excelente terapia anti-estrés que nos ayude a desconectar completamente del mundo urbano que nos rodea y, si además, optamos por este escenario durante los meses de invierno, la desconexión será posiblemente total ya que nos encontraremos prácticamente solos.
De manera general, las sensaciones térmicas siempre son más suaves cuando nos encontramos cerca del mar ya que contamos con la ventaja de sentir la brisa marina en esos días sofocantes de calor., por lo que resulta ser una muy buena opción en épocas de temperaturas extremas siempre y cuando la presencia de gente no sea excesiva (nos estamos refiriendo al período estival).
El aire también suele ser más puro y limpio en esta zona cuando nos encontramos próximos a núcleos urbanos.
A la hora de escoger la playa para correr contaremos con dos opciones:
- Correr cerca de la orilla, e incluso por la orilla misma mojándonos los pies.
- Correr por la arena blanda
La diferencia entre escoger una zona u otra va a ser grande.
¿Se puede correr descalzo?
El hecho de poder correr descalzos por la playa puede resultar muy tentador, pero antes de lanzarnos a ello debemos saber que un cambio radical de las condiciones de entrenamiento para nuestras articulaciones puede resultar perjudicial, y ello se traducirá en forma de lesión o, como mínimo, de molestias durante el entrenamiento y después de él.
No existe nada malo en correr descalzo por la playa, pero si no estamos acostumbrados a ello deberemos, antes de nada, realizar, como mínimo, un ligero período adaptativo andando a ritmo rápido e ir incrementándolo hasta un nivel de marcha o carrera muy suave durante unos cuantos días.
Una vez hayamos realizado este período de adaptación podremos empezar a ejercitarnos más seriamente atendiendo siempre a las sensaciones que obtenemos.
Correr cerca de la orilla o por la misma orilla
En este caso, si no nos vamos a mojar los pies podremos correr con zapatillas o sin ellas, siendo más recomendable hacerlo con ellas. Si por el contrario pensamos mojarnos los pies deberemos optar por correr descalzos para evitar todo tipo de problemas que se puedan derivar de correr con un calzado empapado.
En este punto de la playa la arena muestra un tacto duro y compacto, aunque si corremos calzados el impacto será bastante menor que el producido sobre una superficie de asfalto o de tierra. En el caso de correr descalzos el impacto de magnifica al no contar con la amortiguación que ofrecen las suelas de las zapatillas, por lo tanto, personas con molestias o problemas articulares deberán considerar este inconveniente.
Correr mojándonos los pies puede ser, casi sin ninguna duda, la mejor opción para salir a correr en un caluroso día de verano, algo que puede servir de motivación tanto para los runners dedicados a este deporte como para todos aquellos deportistas de cualquier otra disciplina que utilizan este ejercicio aeróbico como complemento a su deporte habitual.
En buena parte de las playas presentes en nuestra geografía, esta zona suele contar con una ligera inclinación lateral, algo que hará que el trabajo realizado por ambas piernas sea sensiblemente diferente. Por lo tanto, lo adecuado será que la misma distancia que hemos recorrido en un sentido la recorramos también en sentido contrario para realizar un trabajo compensado de ambas piernas, ya que la que más trabajará será aquella que se sitúa en la zona más elevada de la pendiente. También se debe decir que, en el caso de que esta pendiente sea excesiva, deberemos evitar correr, ya que estaríamos forzando demasiado la musculatura y las articulaciones con posiciones y posturas poco naturales.
Correr por la arena seca
Si decidimos correr por la arena seca, las sensaciones que vamos a obtener van a ser muy distintas a las que puede ofrecer cualquier otra superficie, incluida la arena de la orilla.
Uno de los aspectos más importantes va a ser la resistencia que ofrecerá este firme a nuestro avance, que hará que nuestras piernas tengan que realizar un esfuerzo mucho mayor para que podamos avanzar, además de tener que realizar un mayor trabajo para mantener el equilibrio. Sin duda, gracias a esto, el gasto energético realizado en un tiempo determinado será mucho mayor.
Por lo tanto, el trabajo que realizaremos al correr sobre esta parte de la playa constituirá más un entrenamiento enfocado al fortalecimiento de nuestra musculatura que otra cosa ya que, evidentemente, no nos preocuparemos ni de tiempos ni de largas distancias recorridas.
Si optamos por correr con zapatillas deberemos tener en cuenta que, en el caso de que nos haya entrado mucha arena dentro deberemos parar y vaciarla, ya que nos podrá provocar rozaduras y ampollas en los pies. Si optamos por correr sin zapatillas deberemos ser conscientes de que en algunas playas podemos encontrar cristales y otros desperdicios que pueden provocarnos una herida seria en la planta del pie. En este caso seremos nosotros los que deberemos conocer si la playa que hemos escogido suele estar limpia o, por el contrario, si es frecuente la presencia de este tipo de residuos.
Otro aspecto positivo que presenta la arena blanda es que el impacto que se produce en las articulaciones se reduce de forma considerable, por lo que puede ser una buena opción para aquellas personas que sufran molestias en estas zonas. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado si somos propensos a esguinces o hemos padecido alguna lesión de tobillo ya que también es más probable sufrir una torcedura. En estos casos, el comenzar andando o corriendo a un ritmo muy suave durante unas semanas, como ya se ha indicado anteriormente, favorecerá el fortalecimiento progresivo de la articulación.
En cualquier caso, siempre que vayamos a correr por la playa en días calurosos (especialmente entre mayo y octubre) y fuera de las horas que abarcan el amanecer y el anochecer, deberemos contar con que no vamos a disfrutar de ningún tipo de sombra durante el ejercicio, por lo que la protección de la piel frente a los rayos ultravioleta del sol será algo obligatorio.